Es cierto que las creencias se guardan, (como todas las esencias), de la agresión del mercado, de la política, y en general, de la coyuntura.
En la representación del mito de la caverna de Platón, siempre Platón, se pueden observar dos actitudes ante la vida y la realidad. La primera, cuando los pobres secuestrados que somos todos, observamos las sombras podemos interpretarlas de diversas formas, para tratar de encontrar su significado "oculto".
Desde la ciencia (o razón)
Cada dos minutos la sombra que viene de la izquierda, se detiene y realiza un arabesco....lo que quiere decir que..... la realidad es....
Desde las creencias (o la fe)
Esta sombra es la representación de un dios, que nos envía un mensaje para que estemos atentos a las próximas sombras que ocurran... porque ellas nos darán la aútentica "verdad" sobre la realidad que percibimos.
Desde la alquimia (o cualquier hermetismo o esoterismo honesto)
(voy a atreverme a explicarlo...) Las sombras son los mensajes ocultos de una realidad que intentamos conocer; prudencia, paciencia, perseverancia, en nuestras interpretaciones..., por que son interpretaciones sólamente.
Todo es un deseo de conocimiento de una realidad "no cognoscible" de forma inmediata. El problema surge cuando brota la ambición de poder. Cuando algunos tratan de dominar el mundo desde las creencias o la ciencia (nunca desde la alquimia).
La alquimia es el recto camino hacia la verdad, equidistante de las creencias y las ciencias, que se pierden en los pantanos del poder material (poder = potencia, la potencia es solo promesa de realidad) que las conducen directamente a la impotencia final en su interpretación de la realidad (cosmos, vida, humano).
Por eso la alquimia ha reservado lo esencial, que Mythos y Logos son dos facetas del ariete que penetra en la realidad, que fecunda el mundo. Ambas son imprescindibles, por que son las que determinan lo humano, la maza que erosiona y talla la cantera de la realidad.
La conciencia humana es una mezcla de fe y razón. La alquimia es la mejor mezcla posible de ambas. Es la "combinación perfecta de los elementos", la proporción aúrea, el tetraktis pitagórico, la hermenéutica ancestral, los arquetipos, la telepatía, el esoterismo, las sincronías, el misterio, "lo inexplicable", la mecánica cuántica, los priones, la termodinámica, los fractales, la teoría del caos, las supercuerdas, los números transfinitos de Cantor. ¿Que son todas estas cosas más que ejemplos de que la ciencia y la fe son insuficientes?.
Realmente estamos llegando a liberarnos dentro de la caverna, estamos a punto de comprender que todas las sombras que estamos viendo son proyecciones de nuestra mente, de nuestros miedos, e insuficiencias que provienen de nuestra ignorancia.
Nosotros somos las sombras, siluetas de nuestras carencias proyectadas en la oscuridad.
Para salir de la caverna, la alquimia lo ha dicho siempre (pero también las doctrinas orientales), debemos olvidarnos de nosotros mismos para poder fijarnos en la Gran Obra, de la que tan solo somos referencias instrumentales.
Si somos realidad, debemos renunciar a la identidad. Li Po, un sabio chino lo éxpresaba de esta forma: "me gusta acudir a la montaña, sentarme, y esperar...., hasta que solo queda la montaña".
Saldremos de la cueva, para sentarnos en su entrada y contemplar la existencia como algo maravilloso. No podemos abandonar la caverna para continuar conquistando el mundo, para destruir la montaña de Li Po. El atanor requiere honestidad, para despojarse de lo residual. O somos lo que somos, o seremos nada.
La segunda actitud ante la vida y la realidad, es aceptar sencillamente lo que nos dicen, sin interpretar lo que está sucediendo, depender de lo que otros hsn interpretado, y repetir el proceso para que alcance a nuestros hijos, en un más de lo mismo, hasta que un día uno de nuestros descendientes descubra que puede explorar e interpretar la realidad por sí mismo, y entonces elija la primera alternativa.
La primera opción busca deshacer nuestra identidad para transformarnos discretamente en una parte más del mundo, exponiéndonos a él, dejándonos solos ante la libertad de elegir nuestra propia disolución, es endógena, nos permite asimilar lo existente, nos hace deshaciéndonos en el conocer. La segunda ignora nuestra identidad y nos conforma directamente como una parte más de la realidad, es exógena, nos acomoda a lo existente, nos deshace porque evita nuestro conocimiento directo, solo conoceremos de forma indireta.
En ambos casos, es necesario renunciar a la identidad, de una u otra forma, para convertirse en parte de la montaña de Li Po.
Quizás la identidad propia, sea el último reducto de hostilidad contra lo exterior, y posiblemente contra el interior. Ser o no ser, no es la cuestión. La cuestión es como dejar de ser UNO, para ser parte del TODO, ese es el fundamento y principio de todas las creencias, incluida la ciencia. La ciencia solo es otra forma de creer, que requiere tanta fe, como cualquier doctrina religiosa.
Erasmo
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